Flormi Newsletter #41: Ansiedad entró al grupo... 😅
¡Buen día, buenas tardesssss! 🧡
Había tanto para contarles que creo que me quedé con ganas de seguir escribiéndoles datitas. Porque sí que han pasado cosas en estas dos semanas, eh! Lo bueno y rescatable de todo este movimiento es que seguimos acá, firmes, una vez más, que con la velocidad a la que va el mundo no es poca cosa jajaja
No te voy a entretener más con esto porque abajo te regalo muuuuchas cosas lindas y locas por leer, así que vamos a eso.
Para hoy tenemos:
Mente piquetera 🥁
Luna nueva para volver a casa 🌚
Cierres y nuevos comienzos 💫
#AstroTip de la semana🪐
Mente piquetera 🥁
Qué suerte que la temporada Géminis está llegando a su fin, porque honestamente... ¿cómo te explico este movimiento, Karina? Estoy 99% segura de que no soy la única buceando estos mares, porque hablé con muchas de ustedes esta semana y varias andaban resonando con este temita: la ansiedad.
Por casa, la cosa arranca así. Después de la temporada Tauro, que propone conectar con el cuerpo y el disfrute, me sentía muy anclada, en eje. Me descubrí conectada con mi cuerpo, fluyendo con mis ritmos, con mi alimentación. Tenía mis rutinas, mis tiempos, mis procesos bien aceitados y, sinceramente, me creí invencible. Casi como si hubiese descifrado el algoritmo de mi vida. La productividad se había vuelto mi aliada, las tareas fluían, las emociones estaban en su lugar y yo... estaba bastante en paz. Había reencontrado ese eje interno que me hacía sentir capísima, la mísimisma reina del multitasking.
Hasta que llegó el lunes.
Pero no cualquier lunes. A contramano de la mayoría, últimamente los lunes venían siendo el mejor día de mi semana. Me levanto temprano, salgo a correr, desayuno rico, arranco mi jornada laboral con entusiasmo y termino el día sintiendo que le gané 5 a 0 a la vida. Pero este lunes... fue distinto.
Ese lunes me metí de cabeza en una tarea que parecía sencilla pero que terminó arrastrándome a un pantano técnico que no estaba preparada para atravesar. Automatizar, sistematizar, configurar... acciones que mi mente interpretó como desafío pero jamás pensé que iba a llegar a querer “morir en el intento”. Pero seguí. Me obligué a seguir. A pesar de que minuto a minuto me alejaba más del objetivo y me acercaba más a mi peor versión, seguí. Ignoré cada microseñal de mi cuerpo que pedía pausa. Desoí todos los impulsos intuitivos que me decían “esto no es prioridad, dejalo acá”. Pero a la cabra cuando se le pira, no para.
Y así empezó todo.
Primero un pequeño ruido. Una vocecita. “Estás perdiendo el tiempo”. Después, otra: “Te estás atrasando”. Seguida de un: "Uh, no vas a terminar más". "¿Otro problema más? Estás perdiendo mucho tiempo". Y como estos, se comenzó a desencadenar una oleada de pensamientos desordenados, invasivos, catastróficos. Como si se hubiesen encendido todas las alarmas del tablero de mandos mental al mismo tiempo, declarando un paro de emergencia, se instaló el caos.
Mi mente, desbocada, entró en modo piquete. Cerró autopistas. Bloqueó accesos.
No vas a llegar.
Esto te queda grande.
¿En serio vas a mandar eso?
Tu vida es un desastre y vos acá tomando cafecito como si nada.
Una lucha interna desmedida, repetitiva, implacable.
Y el cuerpo… pobrecito mi cuerpo. Acompañando al caos no le quedó otra que entrar en tensión. Después se nubló, quedando atontado. Como un niño que se despierta de golpe de una siesta profunda y no entiende nada, solo se deja vestir, mover, arrastrar. El cuerpo se dejó hacer. Y así sin más, entramos juntas en piloto automático.
Mientras tanto, afuera la vida seguía. Había voces que me hablaban, me hacían preguntas, sonreían y demandaban mi atención. Pero yo no podía prestar atención. No podía poner foco en nada que estuviera lejos del caos. Todo lo que no fuera esa sensación abrumadora que me arrollaba la cabeza pasaba a segundo plano. Esa tarea que parecía simple se volvió gigantesca, amorfa, inabarcable, y la tenía que resolver. Pero ya no sabía por dónde empezar y, sin embargo, pretendía devorarla de un solo bocado.
Y creo que es ahí es cuando se desata el verdadero problema: cuando una no puede masticar lo que la vida pone sobre la mesa. Cuando la mente exige más de lo que se puede digerir. Y la frustración crece. Y la ansiedad se alimenta. Y todo se vuelve más grande, más denso, más paralizante.
Hasta que el cuerpo dice basta.
A veces no lo dice con palabras. Lo dice con fiebre, con llanto, con insomnio, con cansancio extremo. Lo dice con un no rotundo, un freno de mano que para la velocidad para evitar un choque letal. Una señal que pide detener el mundo con solo mirar hacia adentro.
Y entonces, como después de una tormenta feroz, llega el silencio.
Un silencio extraño, lleno de ecos.
Un espacio en el que algo empieza a calmarse, aunque el dolor todavía no se haya ido del todo.
Ahí, en ese umbral entre la crisis y la calma, algo empieza a cambiar porque es el cuerpo el que vuelve a tomar el mando. Y con él, vuelven las emociones que estaban atrapadas en un cuello de botella porque se habían cerrado las autopistas que les permitían pasar. No es que llegan dulcemente, eh. A veces explotan y arrasan, con la urgencia de que recordemos que están vivas, y pidiéndonos volver.
Y cuando me permito escucharlas, sin taparlas, sin juzgarlas, un poco me enojo conmigo por ser tan injusta conmigo a veces. Porque empiezo a recordar que estoy a salvo. Que tengo un hogar, comida rica, vínculos reales. Que trabajo de lo que amo. Que no todo es urgente. Que no todo está por explotar. Que esta mente que tanto imagina, también sabe volver. También puede ser aliada. Como cuando después de salir del caos, esta mente también me recuerda: "Lo importante no es evitar caerse, es ser lo suficientemente valiente como para volver a levantarte".
Hoy, por más que hace una semana estuve sumergida en la mismísima caca, me permito agradecerle a ese ataque de locura porque me recordó que siempre puedo volver al centro con más conciencia. Y que es necesario dejar de medir con la vara del rendimiento y empezar a abrazar el ritmo de lo posible.
Porque sí hay algo que es seguro, es que se puede repetir de nuevo. Pero cada vez que volvamos, quizás lo hagamos un poquito más rápido, un poquito más suaves, un poquito más sabias.
Y si eso no es aprendizaje geminiano, ¿entonces qué es?
Luna nueva para volver a casa 🌚
El miércoles 25 de junio tenemos Luna Nueva en el grado 4 de Cáncer, inaugurando un nuevo ciclo de seis meses para manifestar deseos concretos en el área de tu Carta Natal donde tenemos a Cáncer. Esta Luna, profundamente emocional, sensible e intuitiva (pues está en su Signo), nos propone sembrar intenciones alineadas con lo que necesitamos para sentirnos contenidas, protegidas y cuidadas.
Cáncer representa el hogar, la tribu, las raíces, el origen. Por eso, este inicio no se trata de lograr objetivos ambiciosos o de conquistar grandes sueños, sino de volver al centro. Volver a eso que te hace sentir segura. A ese lugar donde no necesitás explicarte tanto. Donde sabés que podés llorar si lo necesitás, sin que eso signifique debilidad. Esta Luna nos propone preguntarnos:
🌝 ¿Qué estás necesitando para sostenerte emocionalmente?
🌝 ¿Cómo podrías cuidarte mejor?
Y como siempre, la Luna no está sola en el cielo, pues no.
Júpiter, que también se encuentra en el comienzo de su tránsito por Cáncer, está formando una alianza luminosa con esta Luna, proponiendo expandirnos desde lo que somos. Y hay algo muy potente en esta combinación, porque si bien Júpiter suele hablar de crecimiento, aprendizaje y abundancia, cuando se combina con la energía de Cáncer encuentra su mayor fuerza en lo simple: si Cáncer es raíz, Júpiter acá siente que puede expandirse desde lo que es, sin miedo y desde la confianza y seguridad de que sabe lo que necesita en cada paso del camino hacia sus sueños. Dicho todo esto, es una Luna que nos invita a sembrar desde lo que nos nutre.
Ahora bien, esto no es todo mi reina. Claro que no, reina. Porque ¿qué sería de una buena película sin los villanos? Y es que en la peli astrológica, en el cielo también hay tensiones.
Esta Luna que estaba taaan feliz jugando con Júpiter, de repente se encuentra con que forma una cuadratura con Saturno y Neptuno en Aries. Las cuadraturas son aspectos de tensión que nos vienen a mostrar contradicciones. Y acá es donde la cosa se pone interesante, porque estos dos planetas nos muestran la incomodidad. Saturno, como siempre, anda pidiendo estructura, compromisos, responsabilidad. Neptuno, en cambio, disuelve, confunde, fantasea. Como ambos están en Aries, nos empujan a escuchar esos deseos que quieren salir con fuerza, y a imponer muchas veces esos deseos a cualquier costo, sean propios o ajenos (y mirá que si de deseos ajenos se trata, Saturno en Aries tiene un posgrado). Es por esto, que esta tensión entre ese deseo genuino de expansión y los tiempos de la expansión que propone el afuera, nos invita a preguntarnos si esos deseos realmente vienen de adentro... o si son mandatos, proyecciones, urgencias sociales disfrazadas de metas personales.
Con toda esta energía disponible, esta Luna nos propone un gran desafío: no solo sembrar desde el deseo, sino distinguir cuáles de esos deseos son genuinos. Cuáles están conectados con tu intuición, con tu necesidad real de bienestar, y cuáles podrían estar contaminados por exigencias externas o confusión interna.
¿Cómo trabajar esta Luna?
Te propongo paciencia acá porque no te lo voy a contar hoy... Porque estoy planeando una nueva forma de compartirte esta valiosísima datita astrológica, así que te voy a dejar acá en suspenso y en unos días te mando un video así te acompaño a crear tu lista de intenciones y que le puedas sacar mucho jugo a esta poderosa lunación.
Estate atenta, porfa. Porque posta que lo vas a re disfrutar ❤️🔥
Cierres y nuevos comienzos 💫
Ayer fue un día muy especial para mí, sin dudas uno de esos que quedan guardados en mi cuaderno de acontecimientos importantes, porque terminamos el recorrido con el primer grupo de Astro Basics 🥹🧡 Y, sinceramente, fue un cierre hermoso y muy emotivo. En julio se cumple un año del nacimiento de este proyecto, uno de mis grandes amores, y sentir que cerramos esta primera edición con tanta alegría me llena de gratitud y orgullo.
Astro Basics nació como un deseo de acercar la astrología a quienes sienten que este lenguaje puede ser una herramienta de autodescubrimiento y de comprensión del mundo que nos rodea. Y en todo mi anhelo, siempre lo imaginé como un espacio donde aprender algo que es aparentemente complejo, pueda también ser didáctico, pero sobre todo divertido, sin dejar de ser profundo y transformador. Y cuando escucho a las chicas decir que eso mismo fue lo que vivieron... uf, se me infla el corazón, y no te voy a mentir, unas cuantas lagrimitas de emoción se me caen también...
Estos momentos me hacen tomar perspectiva de mi recorrido, de todas las experiencias y aprendizajes que fui atravesando para estar hoy acá, liderando este espacio en el que estudiar astrología puede ser un antes y un después en tu vida. Con esa certeza de que así como me ayudó a mí, tiene el poder de cambiar muchas vidas más, porque es una herramienta que puede darte respuestas, acompañamiento, y sobre todo, una red de contención. Y que también puede ser juego, risa y disfrute. Y eso que quise crear, hoy es una realidad, una experiencia que une introspección y vida cotidiana, ayudándote a entenderte y mirar la vida con otros ojos.
Y si hay algo que nos enseña la astrología desde el principio es que todo es cíclico, y que todo final no es más que el espacio para que algo nuevo nazca con otra forma, renovado y poderoso. Y el cierre de este Astro Basics no es el final, sino el comienzo de uno nuevo. Y por eso, en julio se viene una nueva edición de esta hermosa formación en astrología para el autodescubrimiento. Si sentís que llegó tu momento, y querés aprender astrología de forma amorosa, simple y divertida, escribime. Los cupos son limitados para que podamos cuidar más este espacio de magia, y por ser una fiel lectora del Flormi Newsletter, tenés acceso prioritario a reservar tu lugarcito en este viaje antes que se abra la inscripción general.
#AstroTip de la semana🪐
Bajá un cambio, Marta…
A partir de mañana martes 17, Marte inicia su tránsito por Virgo y la acción se vuelve más meticulosa, ordenada y atenta al detalle. Es un excelente momento para bajar un cambio, escuchar al cuerpo y priorizar aquello que te da salud, calma y claridad.
Esta energía no busca velocidad, sino efectividad. Así que si sentís que tu mente quiere correr una maratón sin entrenar, activá el modo Virgo: chequeá lo básico, hacé una pausa, hidratate, y organizá tu día, pero con amorrrr!
Recordatorio: Hacer menos, pero con intención, también es avanzar 🧡
¡Nos leemos en el próximo!
¿Todavía no sos parte de la comunidad? Suscribite acá ❤️🔥
¿Te gustó esta edición?
Te invito a que me sigas apoyando dándole like a este posteo o compartiendo con quien creas que de seguro le va a servir para que podamos ser cada vez más. 🔥
¿Querés recibir datitas astrológicas semanales, acceso a contenido exclusivo y ser parte de una red de mujeres que buscan lo mismo que vos?
Sumate a la comunidad de WhatsApp, donde comparto reflexiones, energías del día y novedades antes que en redes ✨